Cuando mantenemos una conversación ésta puede ser superficial, profunda, ligera, breve o extensa. Dependerá de muchos factores, como el énfasis o importancia que le damos a nuestro interlocutor, nuestro estado de ánimo o nuestras habilidades sociales, entre otras.
Una característica que las define responde a que compartimos información, y es en cómo la recibimos donde radica el éxito del entendimiento. La optimización de una conversación, hablar y atender con consciencia.
¿Cómo podemos practicar la escucha activa cuando nos encontramos en una conversación? ¿Cómo podemos extraer la máxima información de lo que nos están contando? ¿Cómo podemos demostrar que estamos escuchando?
Vamos a recorrer varios pasos que llevándolos a cabo os ayudarán a aumentar la calidad de vuestras conversaciones.
Es interesante puntualizar que cualquier profesional de la Psicología o de la metodología del Coach profesional tendrá interiorizadas estas estrategias. En este artículo se pretende describirlas para que todos podáis, en cierta medida, realizarlas y así obtener una conversación más consistente.
Observar y escuchar. Aunque nos parezca obvio es interesante tener presente que se nos está transmitiendo información, que es importante para nuestro interlocutor y debemos prestarle atención. Esta información nos llega de forma verbal, con cada palabra y expresión y de forma no verbal, con cada movimiento, mirada y expresión facial. Si tenemos en cuenta estos aspectos, descubriremos más información sobre aquello que nos están contando. Apreciando cuándo se da más peso en su discurso y cuándo éste es más superficial.
Atender lo que dice. Debemos crear un compromiso interno de escucha. Es evidente que debemos entender lo que se nos explica, desde un punto de vista, significativo, pero es también básico atender, tener predisposición para escuchar lo que nos explican. Dejar a un lado los ruidos externos y los ladrones de atención. No es tarea fácil, pero sí es posible.
Preguntar sobre cualquier cambio. Es posible que este punto sea el más evidente para nuestro interlocutor. Si ocurre un cambio en su discurso o idea a exponer y le preguntamos sobre ello, automáticamente se dará cuenta de que estamos allí, escuchando, atendiendo, sin nada más en nuestra mente. Estaremos por él, y me consta que es una agradable sensación que engrandece a quien está hablando. Sólamente necesitamos escuchar con consciencia.
Acompañar dimensiones. Nuestro interlocutor ve el mundo desde su punto de vista, al igual que nosotros lo vemos desde el nuestro. Pero si hacemos el ejercicio de entender su visión, desde su dimensión particular, es posible que entendamos mejor su discurso y visionemos nuevas perspectivas. Y sin duda estaremos compartiendo una conversación provechosa.
Pensar en el aquí y el ahora. Debemos apreciar el momento en el que estamos. Si decidimos mantener una conversación de forma voluntaria, debemos disfrutarlo, estando presentes en todo momento, sin distracciones ni contaminación.
Anular diálogo interno. Uno de los pasos más difíciles de conseguir. Aunque con constancia y predisposición es posible llevarlo a cabo.
Cuando escuchamos en una conversación determinadas situaciones, ideas u opiniones, es muy usual que empecemos a pensar o a intervenir con nuestra opinión. No sólo no estamos escuchando sino que entorpecemos el discurso de nuestro interlocutor. Siempre habrá un momento en la conversación para dar nuestro punto de vista.
Podemos empezar a familiarizarnos con estos diferentes puntos para ser más conscientes de lo que estamos haciendo. Empezando con alguno que nos resulte más factible en nuestro día a día.
Es posible que nuestras conversaciones, a partir de integrar alguna de estas marcas, sea más fructífera y nuestros compañeros de conversación lo aprecien. Engrandeceremos nuestras vidas y acompañaremos a los demás a sentirse bien.
Toda esta teoría puede verse mermada en cualquier conversación donde nos apriete el tiempo o existan varias interrupciones. Simplemente podemos fijar un día para mantener esa conversación con más calma y presencia.
Desde el Coaching profesional, es indispensable la escucha activa en sus sesiones. Junto a otras competencias, ésta debe realizarse en toda su extensión, puesto que es aquí donde recibimos toda la información para poder trabajar.
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